En 2023 se vio un buen desempeño de la economía global, contrario a las expectativas de inicio de año que apuntaban a un crecimiento económico más moderado. En particular, destacó el crecimiento de 2.5% en la economía de Estados Unidos, reflejo de un mercado laboral robusto que, aunado a una política fiscal expansiva y al exceso de ahorro acumulado por los hogares durante la pandemia, fueron factores que contribuyeron a un buen dinamismo del consumidor estadounidense. En México también se observó un repunte de la inversión, solidez en el consumo y un aumento del PIB en 3.2%, un crecimiento mayor al anticipado.

Por otro lado, con el fin de atender la crisis climática, en el mundo se consolidaron diversos instrumentos fiscales, regulatorios y de estandarización. Por ejemplo, destacan los siguientes: el Inflation Reduction Act, en Estados Unidos, como instrumento de estímulo fiscal para la adopción de energías limpias; la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD por sus siglas en inglés) en la Unión Europea, la cual establece reglas de divulgación para las empresas; y la publicación de la Taxonomía Sostenible en México, que fija umbrales para categorizar actividades económicas como sostenibles o no.

Para 2024, esperamos un panorama relativamente favorable para los mercados financieros, donde finalmente se consolide la disminución de la inflación y permita a los principales bancos centrales iniciar con los ciclos de normalización de tasas de inerés. Lo anterior, en un ambiente de crecimiento económico moderado a nivel global. No obstante, persistirá un entorno incierto derivado de los conflictos en Medio Oriente y Ucrania, la celebración de elecciones presidenciales en México, en Estados Unidos y en otros países. También prevemos que continuarán las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, así como la intensificación del cambio climático.